Una de las frases más conocidas de la publicidad, «Soy totalmente palacio» es el eslogan que caracteriza y representa a El Palacio de Hierro, la empresa de Alberto Baillères con grandes almacenes que vende marcas de lujo a sus clientes. El origen de éste slogan es objeto de diferentes historias.
El famoso slogan habría sido pronunciado por Alberto Baillères, dueño del Palacio de Hierro y uno de los empresarios más importantes de México, a quien también se le conoce como el «Rey Midas mexicano» por ser dueño de Fresnillo, una de las minas de mayor producción en el mundo.
La empresa recordó a los consumidores que su lema era «Lo último, lo diferente» hasta la década de 1990 a través de una publicación en las redes sociales. cuya lógica se apoyaba en la presencia de marcas como Karl Lagerfeld y Kenzo entre sus productos.
El eslogan icónico, que se convirtió en parte de la historia de la tienda opulenta y se le dio un valor de «estilo de vida», sin embargo, fue creado por Don Alberto Baillères en 1995 durante una reunión creativa.
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La primera versión de la campaña «Soy Totalmente Palacio», fue acompañada de interesantes declaratorias que contenían lo que se suponía, era la esencia del sentimiento femenino de entonces, lleno de glamour y belleza.
La modelo mexicana Elsa Benítez hace 25 años, fue la protagonista de la campaña.
¿Ana María Olabuenaga inventó el slogan «Soy totalmente palacio»?
Según otro relato, la frase fue acuñada por la publicista mexicana Ana María Olabuenaga, quien también es conocida por frases como «Te daría mi vida, pero la estoy usando» y «La confianza se viste más que cualquier traje».
Según la leyenda, Alberto Baillères González, presidente de Grupo Bal, quien en ese momento era dueño de unas siete tiendas de El Palacio de Hierro en la Ciudad de México, recibió una presentación de Olabuenaga titulada «Soy Totalmente Palacio» sobre la campaña.
Además, señalan que Baillères inicialmente tuvo sus dudas sobre la efectividad de las frases sugeridas para la campaña porque pensó que por su extensión, los consumidores tendrían dificultades para recordarlas. Sin embargo, la publicista convenció al empresario para que diera su visto bueno, y así lo hizo.